- Antes eras distinta, tenias ese brillo en los ojos que me decía que ibas a seguir luchando pasara lo que pasara, que nada iba a poder contigo, y ahora… ¿ahora que eres? Mírate, solo hay que verte. Pasas de todo el mundo, y eso me da igual, pasar del mundo no es malo, pero ¿sabes que? En el mundo voy incluido yo, y eso es lo que me jode.
- Yo no paso de ti Andrés…nunca he pasado de ti. – dije, apenas sin fuerza.
- Raquel, entiéndeme, entiende que no puedo ir y venir cuando a ti te de la gana a tus brazos, no puedo dejar todo de un momento para otro e ir contigo, ¿sabes? Tengo mi vida, mis ilusiones, mis horarios, mis… ¿Qué haces?
Llorar, eso hacia, no podía mas con eso, no podía mas con el, con lo nuestro, con todo y con nada.
Intente contener las lagrimas pero se acumulaban en mis pestañas, lloraba de rabia, de impotencia, de tristeza…de amor.
Por el.
Ante todo le quería, pero no podía mas, no aguantaba tanto.
Mientras yo seguía sumida en mis pensamientos el me miraba detenidamente.
Primero detuvo sus ojos en mi boca, luego en mi nariz, en mis mejillas, es mis ojos…se quedo un rato ahí, parado, observando como nuevas lagrimas se formaban en ellos y caían por el camino que habían dibujado las anteriores.
Se levanto de la silla y vino hacia mí, se sentó a mi lado en la cama, haciendo así que esta se hundiera un poco, y yo, con mi leve peso, puesto que lo mío no era comer en aquellos días, y mi impotencia, me deje caer en su hombro.
Acto seguido el paso tímidamente su brazo por mi cintura, volteo un poco y me abrazo.
Paso mucho rato, no se cuanto porque no lo calcule, pero fue bastante.
Me escocían los ojos de llorar tanto, y el seguía ahí, abrazándome y acariciándome la espalda, hasta que debió de cansarse de estar así y me movió un poco para poder mirarme, me incorpore para que no tuviera que hacer el todo el trabajo que al final llevaría a un beso, como pasaba una y otra vez.
Y me miró, me cogió la cara con las manos, susurró algo que mis oídos en ese estado de decadencia total de mi ser no oyeron, y me besó.
Rak.
iPod
A
Ella escribe todo lo que no puede decirle, lo que desearía pero no puede contarle. Lo hace porque es tímida y se siente muy insignificante. Sigue buscando la magia, cree que estará por ahí escondida, y que algún día los misterios más ocultos del mundo se revelaran a sus ojos verdes. Quiere hacer de su vida una obra de arte, basarlo todo en la inspiración, pero siempre lo estropea, por sus nervios, porque cuando está ante su musa nunca sabe como actuar. Es extraña, rara y le gusta. Le gusta ir a contracorriente. Aún le gustan las cosas infantiles, y dibujar, en cualquier lugar. Le gusta vivir al día, porque teme que el tiempo huya y le arrebate todo lo que más quiere. Le gustan las hadas y los ángeles. No le gusta la realidad.
R
Es una chica pequeña de tamaño pero grande de corazón, con dos ojos grandes para ver de verdad a las personas. Le gusta sacar fotos porque así puede guardar trozos de tiempo en otro lugar aparte de su memoria. También le gusta cantar, la música la amansa, como a las fieras, por que, ¿qué ella si no una fiera más? Es enérgica y entregada cuando de amar se trata. Pero es sensible, muy sensible y vulnerable a la crueldad de las personas que la rodean. Puede pasarse horas sin hacer nada si la compañía le agrada lo suficiente como para limitarse simplemente a hablar. Le gusta escribir porque eso le hace sentirse viva, única. Es tan frágil que una palabra mal dicha en un momento inoportuno podría romperla, pero se levantaría poco a poco, porque es fuerte.
Ella es un mar de contraposiciones.
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